El día es una celebración global de los logros sociales, económicos, culturales y políticos de las mujeres. También es un día para concienciar sobre los desafíos que enfrentan las mujeres y considerar cómo podemos crear un mundo más inclusivo y seguro para todos.
Los espacios públicos, como parques, calles y plazas, sirven de telón de fondo para la vida comunitaria, sin embargo, las experiencias de los individuos, particularmente las mujeres, en estas áreas pueden variar drásticamente. Reflexionemos sobre cómo la creación de lugares, un enfoque comunitario para la planificación, diseño y gestión de espacios públicos, puede ser reimaginada para mejorar la seguridad y el sentido de pertenencia para todos.
Es hora de evaluar los roles que juegan nuestras ciudades y vecindarios en el empoderamiento y experiencias de las mujeres y hacer un esfuerzo concertado para garantizar que nuestros espacios públicos reflejen nuestros valores de igualdad e inclusividad.
Ninguna discusión sobre la creación de lugares y el papel de las mujeres en nuestros paisajes urbanos está completa sin rendir homenaje a Jane Jacobs’ Escritora y activista urbana influyente, Jacobs desafió las nociones predominantes de construcción de ciudades y defendió el desarrollo urbano basado en la comunidad. Su influyente libro, «Muerte y Vida de las Grandes Ciudades Americanas», sigue siendo una piedra angular de la literatura de planificación urbana. Jacobs abogó por ciudades que apoyaran el crecimiento orgánico de vecindarios y comunidades.
Su legado es un testimonio del poder de las mujeres para efectuar cambios en entornos urbanos. Al abogar por los principios de diversidad, densidad y entornos urbanos dinámicos, refuerza la necesidad de espacios públicos que atiendan las diversas necesidades y experiencias de todos los individuos, independientemente de su género.
Voces líderes como Jay Pitter están llevando los límites más lejos en el placemaking, trabajando en la intersección del diseño urbano y la justicia social. Su trabajo la ha llevado a más de 25 ciudades en América del Norte.
El placemaking desempeña un papel crucial en la configuración de la comodidad y la imagen de los espacios públicos, impactando enormemente en cómo los individuos perciben e interactúan con estos entornos. Al diseñar e crear intencionalmente espacios que sean acogedores, inclusivos y estéticamente agradables, las iniciativas de placemaking creativo buscan fomentar un sentido de pertenencia entre las personas que los utilizan.
Sin embargo, es importante reconocer que la experiencia de pertenencia en los espacios públicos puede variar significativamente entre individuos, especialmente para las mujeres. Factores como las preocupaciones de seguridad, las normas sociales y las expectativas de género pueden influir en cómo las mujeres perciben y navegan estos espacios. Al abordar estos desafíos e involucrar activamente voces diversas en el proceso de creación de lugares, podemos crear espacios públicos que realmente fomenten un sentido de pertenencia para todos, asegurando que sean seguros, acogedores y reflejen las diversas necesidades y experiencias de todos los individuos.
La incorporación de colores vibrantes y visuales impactantes en espacios públicos tiene un profundo efecto en la manera en que las personas experimentan e interactúan con su entorno.La investigación ha demostrado que los espacios estéticamente agradables atraen a las personas, animándolas a pasar más tiempo y participar en actividades. Crear un espacio acogedor que sea un respiro del a veces desafiante entorno urbano puede proporcionar oportunidades para la relajación y la construcción de comunidad.
Un sentido de seguridad es una consideración crítica en las discusiones sobre las experiencias de las mujeres en los espacios públicos. El placemaking ofrece una vía para abordar estas preocupaciones al diseñar intencionalmente espacios bien iluminados con líneas de visión claras y amplios asientos. Los espacios públicos inclusivos también deben considerar las necesidades de diversos usuarios, incluyendo a mujeres con discapacidades, personas mayores y aquellas de diferentes orígenes culturales. Al crear espacios que sean accesibles y receptivos a las necesidades de todos, fomentamos un sentido de inclusión y cuidado comunitario.
La participación de la comunidad en el diseño y la activación de los espacios públicos es esencial para crear entornos que resuenen con los valores locales y las experiencias vividas por la población. Las mujeres pueden aportar frecuentemente ideas diferentes a las de sus contrapartes masculinas, lo que conduce a un espacio que apela universalmente a las diversas necesidades de la comunidad. También ocurre un efecto positivo en cadena, ya que cuando la comunidad participa en la creación de un lugar, atrae a miembros más diversos, creando un aún mayor sentido de comunidad.
Entender los espacios inclusivos implica tejer características específicas que prioricen la inclusión y las comodidades necesarias para que las mujeres se sientan parte en los espacios públicos. Medidas de seguridad, como caminos bien iluminados y menos puntos ocultos, aseguran que las mujeres se sientan seguras mientras navegan por estos espacios. Características de accesibilidad, como rampas de fácil acceso, permiten que las mujeres con desafíos de movilidad se muevan libremente. La inclusión abarca diversos orígenes, culturas, etnias, capacidades y edades, fomentando un sentido de pertenencia. Proporcionar comodidades como baños limpios y áreas de lactancia demuestra un compromiso con el bienestar de las mujeres. Los eventos comunitarios crean oportunidades para que las mujeres se conecten y contribuyan.
Al incorporar estos elementos, el placemaking creativo transforma los espacios públicos en entornos vibrantes, inclusivos e inspiradores que fomentan el sentido de pertenencia.
La creación de lugares interseccionales trata de generar cambios culturales en el diseño urbano y de reconocer la importancia de los espacios públicos en la equidad social y el bienestar comunitario. Al promover el papel de las mujeres en el diseño de espacios públicos, podemos construir ciudades que reflejen los valores de inclusión para todos.
La Plaza de la Ciudad de México en la Roma es un ejemplo de un espacio transformado por y para la comunidad, donde un mercado de arte semanal lideró el camino hacia una revitalización más profunda, creando un destino vibrante y seguro para locales y turistas por igual. La plaza, también conocida como ‘Plaza Río de Janeiro’, ilustra el poder de las mujeres locales para definir y crear espacios que resuenen con sus necesidades.
Algunas ciudades, conscientes del miedo que a menudo experimentan las mujeres en los espacios urbanos, recurren al arte para empoderar y transformar. En España, ha habido esfuerzos por nombrar calles en honor a mujeres o profesiones asociadas a ellas y fomentar la creación de murales o arte público que celebren las contribuciones de las mujeres. Estos murales sirven como recordatorios de los logros de las mujeres y ayudan a combatir el entorno hostil que pueden crear la publicidad sexista o la violencia de género.
Otro ejemplo impactante se encuentra en Rosario Argentina, donde mujeres y niñas diseñaron y pintaron un mural en una plaza de barrio que identificaron como insegura. El mural tuvo como objetivo reapropiarse del espacio público y transmitir el mensaje de «Más mujeres en la calle. Ciudades seguras para todos sin miedo y sin violencia».
Crear espacios amigables para las mujeres es un proceso iterativo que requiere una evaluación continua. El uso de herramientas como auditorías de seguridad para mujeres, conteos de peatones desglosados por género y encuestas comunitarias pueden proporcionar los datos necesarios para informar decisiones futuras.
El Día Internacional de la Mujer sirve como un poderoso recordatorio del trabajo que aún queda por hacer para crear un mundo que sea equitativo y seguro para todos. Ofrece una oportunidad para que reimaginemos nuestros espacios públicos y consideremos cómo pueden transformarse para servir mejor a las necesidades de las mujeres. El trabajo del placemaking creativo es un esfuerzo continuo y requiere el compromiso y la participación de todos los miembros de la comunidad.