Reclamando nuestros espacios: diseño, comunidad y co-creación

El 29 de enero, el Socio Fundador y Director Creativo Global de MASSIVart, Philippe Demers, fue invitado por Entro a participar en un panel sobre la importancia de la inclusividad y el diseño de espacios públicos. Recibiendo con gusto la oportunidad de discutir cómo MASSIVart promueve la diversidad en sus proyectos, Philippe también enfatizó que el arte es un vehículo probado para el cambio social y posee una enorme capacidad de crear espacios seguros. Compartiendo esta conversación con Philippe estuvieron colegas expertos de la industria, cuyos respuestas puntuales e inspiradoras han sido resumidas en esta página para que ustedes puedan reflexionar sobre ellas.

Panelistas:
Heela Omarkhail, Vice Presidente, Impacto social en Daniels Corporation
Dr. Julie Nagam, Cátedra de Investigación en Artes Indígenas de Canadá, Colaboraciones y Medios Digitales
Rochelle Maresh, Estratega en Alliance Architects
Pru Robey, Presidente de Pru Robey Consulting

Moderador:
Vedran Dzebic, Líder de Investigación y Desarrollo en Entro
 

ENTRO Panel

Durante el año pasado, eventos globales nos han llevado a reexaminar nuestra relación con el espacio, mientras que movimientos sociales nos han llevado a reflexionar críticamente sobre quién tiene acceso a esos espacios para empezar. A medida que cambia nuestro entendimiento de la conexión humana con el lugar, la inclusión podría ser el principio por el cual podamos recuperar y revitalizar nuestros espacios. Pero un simple deseo por construirlos no es suficiente.

 

¿Cómo podemos crear ambientes inclusivos y acogedores? ¿Qué cambios en nuestro pensamiento son necesarios para crear inclusión?, y ¿qué valor crea este pensamiento de diseño?

 
Según Heela Omarkhail, la inclusión no pasa por accidente. No es un subproducto del proceso de diseño ya que requiere ser intencional. Por ejemplo, Daniels Corporation identifica tres elementos de organización que pueden facilitar la inclusión:
– Arte y cultura
– Comida y agricultura urbana
– Deportes y actividad física

Estos pueden ser usados como herramientas, incorporados en el diseño de espacios y programas, que motiven a la gente a reunirse sin importar su idioma cultural, origen racial o socioeconómico.

Para el Dr. Julie Nagam, el proceso de diseño y creación de espacios comunitarios debe estar en manos de líderes BIPOC (personas de color e indígenas) o, por lo menos, en directa colaboración con ellos. La decisión de inclusión debe ser deliberada, desde el inicio de un proyecto. Una de las mejores maneras de asegurar esto es concentrarse en contratar personas para los equipos internos o trabajos de consultoría que realmente reflejen las comunidades para las que se está construyendo y diseñando. En este caso, reconocer que la experiencia puede no prevenir de un entrenamiento formal o profesional sino de experiencias vividas, es increíblemente benéfico.

Resonando con los sentimientos del Pru Robey ofrece una poderosa frase: “El racismo no es el tiburón, es el agua en la que nadamos todos los días.” Reconociendo los sistemas tóxicos y siendo honestos con nuestras comunidades acerca de ellos nos ayudará a imaginar un futuro juntos: uno en el que la gente tenga un lugar real y significativo.

Hablando de valores emocionales y sociales en el diseño inclusivo, Philippe Demers propone que la arquitectura y espacios creados actúen como lienzos para la vida. Construyendo estructuras hermosas, o lienzo en blanco, es el primer paso para acoger a la gente para que puedan pintar figurativamente sus propias escenas. La inserción de programas culturales es esencial al no sólo fomentar nuevas historias y conexiones, sino que mantiene a la comunidad interesada e involucrada.

Convencer a los desarrolladores de que hay valor financiero concreto en el diseño inclusivo, no obstante, es un verdadero desafío. MASSIVart, Entro y la Universidad de Ryerson (Toronto) esperan ser pioneros en el cambio al conducir un estudio para descubrir las maneras en que se pueda medir cuantitativamente el retorno de inversión (ROI) del placemaking creativo.

 

¿Qué herramientas están utilizando para involucrar a la gente? ¿Cómo crear procesos significativos de co-creación?

 
Refiriéndose a las herramientas comúnmente utilizadas, Rochelle Maresh enfatiza que por lo general no logran alcanzar a grupos diversos y más inclusivos, quienes quizá no han podido tomarse un tiempo libre para asistir a los talleres virtuales o las reuniones públicas. La tecnología puede ser un obstáculo. Mientras abre puertas para que algunos puedan involucrarse, puede cerrar puertas para los que no. Deberíamos tomar medidas para alcanzar un grupo demográfico más amplio, como utilizar los escaparates para anunciar a los transeúntes cómo pueden responder a una llamada comunitaria. Las personas no deberían tener un teléfono o acceso a Internet para poder recibir información sobre cómo involucrarse o cómo poder tener un lugar en la mesa.

Al recopilar información, practicar la empatía ayudará a los diseñadores a comprender quiénes serán sus usuarios más comprometidos. También es muy valioso escuchar cómo es su vida, cuáles han sido sus experiencias, qué es lo que ha influenciado la manera en que piensan el espacio o cómo quieren participar en él. Debemos preguntarnos cómo los espacios que construímos pueden hacer que la gente se sienta lo suficientemente segura para poder expresarse por completo.

En MASSIVart, Philippe nota que la empatía también se ha convertido en gran parte de la curaduría. Ahora más que nunca, la selección de arte para espacios públicos se concentra en hacer sentido para la comunidad o el colectivo. Se han ido los días de perspectivas académicas determinando lo que es el arte o la cultura. Los curadores están desarrollando la capacidad de escuchar a su audiencia y ser más sensibles a sus necesidades, entendiendo que ellos están diseñando espacios en donde la gente realmente vive y con los que se involucra constantemente. Los artistas no sólo juegan un papel en embellecer espacios, al estar en sintonía con lo que está pasando en las comunidades, sino que también deben estar incluídos en el proceso de diseño desde las primeras fases.

 

¿Cómo podemos considerar como “inclusivo” a un proyecto de diseño?

 
Como el Dr. Nagam dice, hay una razón por la que la gente se siente atraída a proyectos impulsados por las raíces. Se siente más orgánicos. Firmas de diseño y arquitectura han aprendido a colaborar mejor con los artistas, dejando de verlos como trabajadores estéticos sino como colegas. Se trata de escuchar el conocimiento personificado, aprender al hacer, asegurando que es una relación recíproca. ¿Cuál es el resultado final? ¿Qué obtiene la comunidad de esto? ¿Dónde se ven sentados? Evaluar las repercusiones del proyecto es algo que ella no cree que se esté haciendo bien por lo general en casi todos los campos.

¿El consenso? El impulso por la inclusión no termina cuando lo hace el proyecto. Para Heela y Daniels Corporation, han aprendido que no es simplemente “construirlo y ellos vendrán”, es “construirlo, programarlo, difundirlo y comercializarlo” y eventualmente la gente comenzará a filtrarse. Pero, si podemos priorizar desde el inicio para que la gente sienta que tiene un lugar en el proyecto, la transición al uso de espacios creados sucederá de manera más natural.