En una reciente conversación con Philippe Demers, Fundador y CEO de MASSIVart, Sylvain Fortier, experto en bienes raíces, compartió valiosas perspectivas sobre la evolución del sector inmobiliario, el placemaking y el valor de crear espacios que resuenen emocional y culturalmente. Fortier, con más de 35 años de experiencia y habiendo ocupado posiciones de liderazgo clave, incluyendo la de Director de Inversiones e Innovación en Ivanhoé Cambridge, jugó un papel fundamental en la reestructuración del sector mediante prácticas innovadoras y sostenibles.
A lo largo de su carrera, Sylvain Fortier ha adoptado un enfoque visionario en las inversiones inmobiliarias, enfocado en el valor a largo plazo y la innovación estratégica. En esta entrevista, nos ilumina sobre cómo el placemaking está moldeando el futuro del entorno construido y explica por qué invertir en experiencias significativas es crucial para mantenerse competitivo.
A continuación, los principales temas tratados durante esta conversación.
Para Fortier, el placemaking va más allá de la arquitectura tradicional. Se trata de crear espacios que trascienden la mera funcionalidad para evocar emociones y fomentar conexiones. Ya sea a través del arte, el diseño o elementos culturales, el placemaking busca construir un sentido de pertenencia, haciendo que las personas se sientan conectadas con su entorno.
En una época donde las fronteras entre el trabajo, el ocio y la vida cotidiana se desdibujan, la capacidad de crear lugares que resuenen con la comunidad se está convirtiendo en un diferenciador clave. Los desarrolladores inmobiliarios deben entender que el valor de un edificio no reside solo en su estructura física, sino en las experiencias emocionales que ofrece.
El placemaking no siempre es fácil de cuantificar en términos financieros, y es aquí donde la perspectiva de Fortier es valiosa. Explica que el éxito en el placemaking requiere a menudo intuición: confiar en el potencial de un espacio, incluso cuando los retornos inmediatos no son visibles. Para Fortier, los bienes raíces son tanto un arte como una ciencia. Aunque los números y los modelos son fundamentales, no siempre capturan el valor de los espacios dinámicos y centrados en las personas.
Fortier cree que, al enfocarse en las experiencias intangibles que un lugar puede ofrecer, los desarrolladores pueden crear espacios que atraigan más gente, fidelicen a los inquilinos e inspiren lealtad. Para respaldar este enfoque intuitivo, un estudio realizado en colaboración con TMU exploró cómo el placemaking puede ser medido en términos financieros. La investigación muestra que el placemaking no solo trata de estética, sino que también son inversiones estratégicas informadas que generan valor a largo plazo.
A medida que el mercado inmobiliario se vuelve más competitivo, el placemaking toma una importancia creciente. Fortier destaca que los edificios que invierten en placemaking tendrán una ventaja competitiva clara. Ya sea para oficinas, viviendas o espacios comerciales, crear entornos que estimulen los sentidos y fomenten la interacción ya no es solo un beneficio adicional, se está convirtiendo en algo esencial.
Los edificios centrados en el placemaking seguirán atrayendo a inquilinos y visitantes, superando a aquellos que dependen exclusivamente de diseños tradicionales. A medida que las expectativas de los inquilinos evolucionan, el mercado inmobiliario se orienta hacia espacios que priorizan la experiencia humana, haciendo del placemaking una inversión en valor y relevancia.
Fortier subraya que el verdadero valor de los bienes raíces va más allá de su estructura física. Son las actividades, experiencias y conexiones que ocurren dentro de un espacio las que le otorgan un valor duradero. Al crear lugares donde las personas quieran pasar tiempo, los desarrolladores pueden aumentar la satisfacción de los inquilinos, su permanencia y la demanda general de una propiedad. Para Fortier, el valor de una propiedad se mide por su capacidad de servir bien a aquellos que la habitan y la usan.
A través de sus perspectivas, Sylvain Fortier destaca la creciente importancia del placemaking y la innovación como palancas clave para el futuro del sector inmobiliario. Su experiencia demuestra que invertir en experiencias sensoriales, emocionales y estéticas puede enriquecer el valor de una propiedad de manera mucho más significativa que los simples números.
Al repensar la función de los espacios y enfocarse en las experiencias que ofrecen, los desarrolladores inmobiliarios pueden garantizar el éxito a largo plazo. Mientras el mercado se orienta hacia espacios más centrados en las personas, el placemaking ya no es solo una opción, sino una necesidad para aquellos que buscan mantenerse a la vanguardia en la industria.